jueves, 2 de octubre de 2008

Los parqueos de la discordia

Arquitecto Emilio José Brea
Experto en Urbanismo

Hacer ciudad implica mucha percepción del ambiente físico, no solamente sobre lo que se aprecia y se ve, o que se mira y se usa, sino, además, de aquello que debe intuirse, deducirse y percibirse, para evitar las malas interpretaciones que surgen bajo la insensibilidad de subjetividades individuales, deterministas y tubulares.
Al espejo de los acontecimientos urbanos que norman la conducta de ciudadanos, inmigrantes y locales, que de repente se ven enfrentados al máximo funcionario de la municipalidad, hay que colocarle sábanas (como de antaño hacían nuestras abuelas) porque las tronadas presagian destellos relampagueantes que perfilen fulgores y despierten apetencias insospechadas. Y en la Avenida Duarte soplan vientos huracanados cuyo vórtice ha resultado ser el consolidado Barrio Chino.
Un "embellecido" tramo de esa tradicional avenida (debieron "embellecerla" entera) produce el efecto de cuando se peina una cabellera sucia que además sufre de alopecia pero tiene piojos…
El ADN, amonestado por la Suprema ante unos arbitrios ilegales aplicados en los cementerios, parece estarse buscando demasiados problemas, además del dinero que del transporte y "multa" por estacionamientos supuestamente ilegales, se está cobrando compulsivamente en diferentes sectores de su ciudad de apenas 94 kilómetros cuadrados y en la que no puede ni siquiera recoger su basura…
Las quejas de estudiantes y profesores de la Universidad del Caribe llueven como temporada ciclónica. De los 1,200 y/o 1,400 que se cobran en recuperación del vehículo "multado" y transportado hasta un improvisado depósito, solo se justifican 500 en el recibo. Los restantes van a "recaudaciones" del ADN. Este asunto es diario, llueve, truene o ventee, y en cualquier barrio del reducido pero voraz ADN.
Ese pirañismo parece haber surgido bajo las aguas tormentosas del "lío amalillo" de esperanzas asiáticas, con que los orientales aposentados entre Villa e Intramuros, han manifestado inequívocamente su disposición de contribuir con mucho dinero, apostando por una mejor ciudad, independientemente de los sofismas de que esta sea posible (para algunos) e imposible (para las mayorías).
Apresar el Malecón dentro de una restrictiva "libertad" dominical, para usos de otros que no viven por allí, le valió el Nóbel de las incongruencias de tránsito a los improvisadores del ADN que no previeron el caos de violaciones a las normas del tráfico que se derivarían de ese cierre caprichoso.
La diabetes que las canquiñas han producido con el sabor amargo de usos impuestos en barriadas antes tranquilas, desequilibró la psiquis ambiental de los sectores vecinos.
La siembra de palmas adultas para dejar sin sombras una ciudad sedienta de calor tropical, batió las marcas de estupideces municipales.
El turno del Barrio Chino (allí desde siempre). Dicen que por no esperar la fecha del "Alcalde" para inaugurar los trabajos iniciados en 2005 y finalizados en 2007, con fondos de la comunidad china, jamás del ADN que intentó protagonizar esa inauguración, estando comprometida la misma, con la visita desde muy lejos, de funcionarios y delegaciones culturales que venían desde Beijing y Taipei, y hasta con la apretada agenda del Presidente de la República, quizás su mayor promotor...

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