lunes, 6 de octubre de 2008

JUANY URIBE: EL BARRIO CHINO

La República I Octubre del 2008 /El Barrio Chino Juany Uribe - 10/6/2008

Hace más de diez años a Rosa Ng -cariñosamente llamada Pochi por los que somos sus amigos-, presidenta de la Fundación Flor para Todos que sustenta el proyecto, dominicana auténtica, luchadora democrática y descendiente de chinos, soñó con que en Santo Domingo hubiera un Barrio Chino que fuera un verdadero polo turístico. Paciente como los orientales, trabajó sin descanso para conseguir el objetivo y logró que los gobiernos de la República Popular China y de Taiwán se involucraran en el plan hasta que el 18 de abril pasado el sueño se materializó con la inauguración del Barrio, considerado por los entendidos el octavo de su género en el mundo.
Hubo aportes de los chinos residentes en el país y la contribución dominicana se hizo a través de la Secretaría de Obras Públicas; el Ayuntamiento del Distrito Nacional asumió la propaganda, dando a la ciudadanía la impresión de que estaba comandando el proyecto, cuando en realidad no era así, pues no había invertido en él ni un centavo. Pero, en el momento, eso era lo que convenía a su incumbente: protagonismo.
Y el mismo síndico que ayer saturaba la radio, periódicos y televisión con mensajes promoviendo el Barrio Chino, hoy lo condena al fracaso al prohibir el estacionamiento en el área.

La zona está limpia, las construcciones lucen hermosas con sus vistosos colores, resaltan las figuras de los dragones; allí se respira tradición milenaria en la Plaza de Confucio, en la del Zodíaco Chino, en la figura de la Diosa de la Misericordia y es entonces cuando se valora la riqueza ancestral de la cultura china.
Pochi, presidenta de la Fundación Flor para Todos, libra ahora una nueva batalla, no en el ámbito político como lo hizo anteriormente desde las filas peledeistas, organización de la que fue fundadora, cuando el síndico ni siquiera imaginaba que entraría a ese ruedo y su vida giraba en torno a los programas de televisión. Su lucha es ahora contra la incomprensión y contra la autoridad mal entendida.
Si cierto es que permitir el estacionamiento en dos cuadras podría congestionar el tránsito, más cierto es que sin una alternativa, sin la construcción de un estacionamiento vertical, el Barrio Chino está condenado a muerte prematura. Es deber del síndico buscar una salida satisfactoria a la situación y demostrar así que su interés en el Barrio no fue simplemente coyuntural.
j.uribe@internet.net.do

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